El bastón de este viejo se ha convertido en una extensión de su brazo y gracias a él, se propasa con su nieta cada vez que va a su casa a cuidarlo y a limpiar. Nadie duda de que el abuelo sea un voyeur que anda espiando a las jovencitas cuando cree que no se dan cuenta, pero su nieta tampoco ayuda mucho llevando unas faldas tan cortas que sin agacharse ya se le ven las braguitas…