Al principio no le daba importancia al hecho de dormir con mi prima la siesta. Al fin y al cabo estábamos muy unidos y vivíamos en la misma casa, así que la cosa no iba más allá de hacer la cucharita y quedarnos dormidos.

La primera vez que sentí impulsos de tirármela fue un día que me desperté empalmado y ella estaba restregando su culo contra mi verga. Seguramente estaba dormida, o no, pero dejé que siguiera y prácticamente me corrí. Los roces fueron en aumento hasta que se me ocurrió tocarle las tetas… Mucho ha llovido desde entonces y ahora nuestras relaciones son como la que vas a ver a continuación.