Nunca lo va a reconocer pero a esta golfilla le pone mucho coquetear con su padrastro. Por mucho que se enfade o se haga la sorprendida cuando ve a su papi con la polla en la mano, en el fondo es lo que desea. Al fin y al cabo, ¿qué jovencita no moja sus braguitas pensando en que un señor maduro le mete el polvo de su vida?…