Las matemáticas nunca fallan y si metes en la misma cama a madre, hija y tía lesbianas, hay un 99,9 por ciento de posibilidades que acaben follando las tres. Todo empezó entre la tía y la sobrina, mamá dormía y ellas empezaron a tocarse por debajo de las sábanas.

Estuvieron un rato comiéndose la boca y masturbándose, pero claro, con tanto revuelo al final la madre se despertó. Al final acabaron las tres comiéndose el coño y las tetas, dejando el pabellón familiar bien alto y es que solo las mujeres son capaces de tener el mejor y más intenso sexo entre ellas.