Nunca me ha gustado depender de nadie y mucho menos de un hombre. Todo cambió cuando me acosté por primera vez con mi padre y desde entonces me convertí en su zorra sumisa que hago cualquier cosa que él me pida.

Sabe muy bien cómo manejar y tratar a una mujer y con él he tenido los mejores orgasmos de toda mi vida. En el fondo me da pena mi madre pero solo tengo una vida y la quiero disfrutar. Por supuesto al lado de mi padrastro…