Ya sean caramelos, pollas o cualquier otra cosa, mi sobrina de 19 años es adicta a chupar y siempre tiene que tener algo en la boca. Cuando me di cuenta de que tenía esa costumbre ideé un plan y mi objetivo final era claro: que se metiera en la boca mi verga.

Le vendé los ojos y le dije que tenía que adivinar el sabor de todo lo que le metiera en la boca. En cuanto rocé mi polla con sus labios le salió una pequeña sonrisa, era obvio que no se iba a asustar de lo que iba a hacer…