Fue toda una sorpresa para esta joven rellenita rusa saber que su coñito segregaba tantísimo flujo vaginal. Fue gracias a la ayuda de papá, el hombre se empeñó en que su hija debía perder la virginidad y quiso masturbarla en profundidad. Sólo de esa forma conseguiría que se relajara y estuviera lista para la penetración.

Ella no cabía en sí de gusto y el hombre seguía metiéndole los dedos. Una vez tuvo la mano empapada, le dio a probar a la hija su propio flujo vaginal y ambos compartieron tan rico manjar. No había más que hacer, estaba totalmente preparada para su primera vez…