Con más de 20 años a esta francesa le sigue gustando sentarse en las rodillas de su abuelo. Ella se lo toma como algo normal y es totalmente cariñoso, pero al ser viudo el hombre no puede evitar ponerse en ocasiones cachondo.

Al final al viejo se le fueron las manos y no solo eso; también la polla. Ella no paraba de restregarse en el rabo del anciano y cada vez se le ponía más duro. Seguramente la chica no lo hizo queriendo, o sí, pero provocó en él una reacción impropia de un señor de su edad…