Con ese culo tan redondo y duro marcado con un body tan ajustado su dulce nieta está para comérsela enterita. Es normal que al abuelo se le salgan los ojos de las cuencas y es que a ver qué hombre a su edad puede follarse a una veintañera tan rica sin pagar.

La chica está más que acostumbrada a que el viejo entre en su habitación sigilosamente y de repente asalte su cuerpo sin ni siquiera preguntar. Si para el hombre es una delicia degustar semejante cuerpecito, a la nieta le sucede algo similar pero a la inversa…