Desde que su madre se divorció se ha convertido en una guarra. Todas las noches sale y vuelve a casa tarde y borracha. Normalmente se tira en el sofá y ahí se queda dormida hasta que se despierta con resaca. Pero aquella vez él estaba despierto y le iba a dar su propia medicina. Si lo que quería era follar con cualquiera no hacía falta que saliera de casa ni que se emborrachara para eso, podía satisfacerse con la polla de su hijo. El chico se levantó de la cama y fue a verla. Estaba despatarrada en el sofá y podía ver su tanga, eso le puso muy cachondo. Se lo quitó para ver su coño y empezó a tocarla. Ella estaba totalmente ebria, abría los ojos y los cerraba. Era consciente de lo que estaba pasando y en esos momentos le daba igual.

El jovencito le arrimó la polla a su cara y ella se la comió haciéndole una buena mamada aunque con olor a alcohol. Así que la abrió de piernas y le folló el coño. Mientras se la follaba se volvió a quedar dormida, pero eso le daba igual a él. Eso si, no quería correrse dentro de su coño, aunque parezca irónico le parecía una falta de respeto hacia su madre. Así que sacó su verga y se la volvió a meter en la boca. El chico estalló dentro de la boca de la madurita mientras ella escupía semen con los ojos cerrados.

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