Las mejores pajas son las que no se buscan, simplemente surgen sin esperarlo y te corres como un auténtico cabrón. Esta madre estaba leyendo en el sofá antes de irse a dormir y sin mediar palabra le hizo una paja a su hijo.

El chaval no le pidió que se la hiciera, tan solo se sacó el rabo y empezó a tocarse lentamente para ver si su madre se animaba. Pues si se animó, vaya que si se animó a masturbarlo, pero lo mejor es que siguió leyendo como si nada. ¿Te imaginas la de pajas que le habrá hecho la cerda a su hijito?…