Clases de repaso a mi sobrina Helena

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Mi nombre es Ignacio, Nacho para los amigos, soy español aunque ahora vivo en México por cuestiones laborales. Trabajo como profesor y lo que os voy a contar sucedió en España el invierno pasado, aunque no recuerdo exactamente si fue en Noviembre o en Diciembre.

Resulta que la hija de mi hermano mi sobrina Helena de 19 años había repetido curso. Mi hermano me llamó porque se acercaban los exámenes finales de la primera evaluación y quería asegurarse que este año su hija iba a aprobar sí o sí el curso. Me pidió si por favor podía darle unas clases de repaso de las asignaturas en las que más floja iba y por supuesto le dije que sin problemas.

Quedamos en que iría los martes y los jueves por la tarde y les pareció bien. Durante las primeras 4 clases todo fue normal, aunque notaba a mi sobrina dispersa y no terminaba de centrarse. A esa edad en parte es normal, pero yo me esforzaba para que le quedasen claros al menos los conceptos principales. Debo decir que siempre estábamos solos porque mi hermano y su mujer trabajan en turnos partidos y mi sobrina es hija única. Más o menos llegaban justo cuando yo me marchaba a casa.

El día que fui a darle la quinta clase se había estropeado el aire acondicionado y hacía un frío que pelaba, tampoco tenía estufa y la verdad es que resultaba imposible dar clase porque los dos estábamos temblando. Le dije a mi sobrina que íbamos a dejarlo para otro día porque aquellas no eran las condiciones más idóneas, pero ella me dijo: tito, ¿y por qué no nos metemos en la cama y repasamos calentitos debajo de la manta?…

Era obvio que me había fijado en su cuerpo, ya que se parecía mucho a su madre y sinceramente, era espectacular. En ese momento me asaltaron cientos de dudas porque meterme en una cama con mi propia sobrina no estaba en mis esquemas, así que le dije que gracias pero que mejor pasaría otro día.

Ella se puso muy pesada y sonriendo me llevaba hasta la cama, es más, llegó a preguntarme si estaba nervioso por algo en especial. Haciendo un alarde de hombría le dije que en absoluto y que si realmente quería dar la clase en la cama, por mi no había ningún problema. Me quité los zapatos y me metí en su cama, pero ella me dijo: espera un momento, que me voy a poner el pijama y así estaré más cómoda… Ahí es cuando empecé a intuir que esa mocosa quería algo más y yo estaba como paralizado, no podía salir de la cama por dos motivos: primero porque seguía haciendo mucho frío y segundo porque tenía una fuerte erección.

No penséis que se cambió de ropa en otra habitación, no, delante de mi se desnudó y se puso un pijama muy ajustado que le marcaba los pezones puesto que se había quitado el sujetador. Yo creo que me puse de todos los colores, pero intenté actuar con normalidad para que no se me notara lo excitado que estaba.

Cuando retiró la manta para meterse conmigo en la cama vio el bulto de mi pantalón y dijo: jolines tito, ¿todo eso es tuyo?… No podía ni hablar, había pasado de la nada al todo en cuestión de minutos y ya me importaba todo un pepino. Situaciones así solo se viven una vez en la vida y creo que es mejor dejarse llevar.

Dejé que ella diera el primer paso pero simplemente me dijo, bueno tito, ¿por dónde íbamos?. Balbuceando continué con la clase y poco a poco me fui relajando, hasta que de golpe y porrazo noté cómo puso su mano en mi polla. Rápidamente la miré con los ojos abiertos y me dijo: ssshhhhhh, calla y sigue hablando.

Le hice caso y mientras le hablaba sobre la historia de la segunda guerra mundial, ella iba desabrochando los botones de mi pantalón. Después me bajó lentamente los calzoncillos y empezó a masturbarme con suavidad. Llegados a ese punto no sabía si callarme o follármela directamente, pero claro, hubiera sido demasiado fuerte. Proseguí con la charla pensando en la situación tan surrealista que estaba viviendo y en un alarde de valentía hice lo mismo que ella pero a la inversa. Le bajé el pantaloncito del pijama, luego las braguitas y comencé a masturbarla con suavidad.

¿Os imagináis mi sobrina y yo en la cama masturbándonos mutuamente mientras le hablaba de historia?… Tenía su coñito muy mojado, al igual que yo mi polla. Poco a poco fuimos subiendo en intensidad y velocidad y era inminente que ambos nos íbamos a correr.

De repente se abrió la puerta de la habitación y apareció mi cuñada justo cuando… ¡¡¡mi sobrina y yo nos estábamos corriendo!!!. Temblando le expliqué que hacía mucho frío y que nos habíamos metido en la cama porque era insoportable. Afortunadamente no sospechó nada, solo sonrió y dijo: me voy a duchar que vengo muy cansada.

Los dos estábamos temblando primero por la situación en sí de que casi nos pillan y segundo porque no recuerdo haberme corrido de esa forma jamás. El problema que se planteaba era cómo limpiar las sábanas porque era obvio que la mujer de mi hermano se daría cuenta de todo en cuanto las viera sucias. Con total naturalidad y como adivinando mis pensamientos, mi sobrina me dio una toallita y me dijo: límpiate tito, ya me encargo yo del resto…

Después de limpiarme recogí los libros rápidamente y le dije a Helena: creo que ya estás preparada para aprobar la evaluación, así que será mejor que no venga más. Solo me dijo que estaba bien, que pasara por su casa cuando yo quisiera.

Después de aquello jamás volví a casa de mi hermano tanto por vergüenza como por lo que había pasado, además me vino bien irme a trabajar a México. Pese a que soy un hombre felizmente casado, fiel y con fuertes convicciones religiosas, la tentación del incesto con mi sobrina fue tan fuerte que caí totalmente rendido a ella…

 

marzo 5, 2021