Un juego entre mi prima y yo que no era tan inocente como parecía

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Aunque ahora vivimos casi todos en distintas ciudades, mi familia sigue muy unida y aprovechamos la mínima ocasión para quedar. En principio somos una familia como otra cualquiera, aunque nadie sospecharía nunca que en esas reuniones familiares una de mis primas y yo nos escapamos para tener relaciones sexuales…

Cuando éramos más jóvenes siempre estábamos haciendo fiestas de pijamas. Yo tengo 3 años más que ella y cuando tuvimos el primer roce ella tenía 18 y yo 21. Como es normal entre primos nos quedábamos despiertos hasta muy tarde porque dormíamos juntos, nos reíamos mucho y teníamos muchas cosas de las que hablar.

Un día se me ocurrió coger una pareja de muñecos que conservaba de cuando era más joven y empecé de broma a simular que estaban haciendo el amor. Ella no podía aguantar la risa y en principio yo sólo tenía la intención de que nos riéramos un rato. Mientras yo seguía bromeando hubo un momento de tensión en el que nos quedamos mirando y me echó tal mirada que automáticamente se me puso la polla dura. Rápidamente ella bajó la mirada porque se dio cuenta y la clavó a mi entrepierna.

Me levanté corriendo para ir al baño a ver si se me pasaba la erección y cuando volví ella estaba sonriendo, algo que me puso muy nervioso. Le dije que tenía sueño, me metí en mi cama y ahí acabó la cosa.

A la semana siguiente me llamó y me dijo que había hablado con sus padres porque le apetecía hacer otra fiesta de pijamas. Mis tíos no pusieron ningun impedimento y aunque le dije que iría sin problemas, por dentro había cambiado algo en mi y no podía mirarla con los mismos ojos después de lo sucedido.

Nos fuimos a su habitación como siempre, cogió los dos muñecos con los que habíamos estado jugando la última vez y me dijo: hoy vamos a jugar a que tú eres el padre y yo la madre, ¡será súper divertido!. A mi me pareció aquello muy ridículo, sin embargo sabía que aquello no era más que una excusa porque quería llegar más lejos conmigo. Decidí seguirle el juego…

Empezó a hacer tonterías que la verdad me hacían mucha gracia y así estuvimos un rato. De repente puso mi muñeco tumbado boca arriba, su muñeca sentada encima y empezó como si una mujer se sentara encima de ti y se frotara con tu polla. Me hice el tonto y le pregunté:

– ¿Qué se supone que estás haciendo prima?.

– Pues las cosas que hacen los padres cuando están en su habitación, ¿no te has dado cuenta?.

Se hizo un silencio porque no podía creer que aquello estuviera sucediendo. La prima con la que mejor me llevaba estaba simulando que frotaba su coño contra mi polla y encima me lo decía directamente a la cara. No sabía que contestar y me dijo: Túmbate en la cama que quiero seguir jugando, pero esta vez tú y yo seremos los protagonistas…

Le hice caso y me tumbé en la cama. Mis piernas temblaban, mi corazón estaba a mil y obviamente mi polla estaba en completa erección. Su habitación era muy grande y a medida que se iba acercando se fue quitando la ropa hasta quedarse tan solo en braguitas y sujetador. Recuerdo como si fuera ayer quedarme petrificado viendo lo buena que estaba y qué tetas tan grandes tenía, como siempre llevaba ropa muy ancha jamás imaginé que tendría ese par de pechos.

Simuló la misma postura que había hecho con los muñecos y empezó a besarme el cuello mientras frotaba su coño con fuerza en mi rabo. Me dijo que se sentía muy rara y que tenía un cosquilleo en el estómago, pero llevaba mucho tiempo soñando con que pasara eso y sentía la necesidad de hacerlo. Yo seguí callado y dejándome querer.

Empezamos a besarnos en la boca suavemente y comencé a tocarle las tetas. Ella gemía y tenía la respiración muy acelerada, jamás había estado con una chica que estuviera tan excitada y la verdad es que yo estaba prácticamente igual. La agarré del culo fuertemente y ya no me pude contener, así que le retiré hacia un lado la braguita y encajé mi polla en el agujero de su chocho. Estaba mojada no, lo siguiente, así que en un segundo mi verga había entrado hasta el fondo de ella.

No pasaron más de dos minutos cuando sentí que me corría y cuando la avisé, rápidamente dio un salto y dijo: “Dámela toda, ¡quiero saber cómo sabe la leche de mi primo!. No sé la cantidad de semen que se tragó pero raro sería que no hubiera llenado medio vaso de leche… Cuando ya no podía correrme más, ella empezó a relamerse las comisuras de los labios y a chupar de sus dedos los restos de corrida que habían quedado.

De repente se oyeron unos pasos y rápidamente cada uno se fue a su cama. Su madre entró en la habitación y dijo: ¿todavía estáis despiertos?, venga, apagad las luces que ya es tarde. Y así lo hicimos.

Al día siguiente ninguno de los dos volvió a hablar del tema y así estuvimos mucho tiempo. Todos los años nos reunimos como mínimo 3 o 4 veces en ocasiones especiales y uno de esos años nos emborrachamos y acabamos pasando la noche juntos. Fue ahí cuando volvimos a recordar lo que sucedió cuando éramos jóvenes y aunque íbamos bebidos, ambos sabíamos perfectamente que tarde o temprano volveríamos a estar juntos.

Ella está casada y yo también, pero disfrutamos de ese juego entre mi prima y yo y de nuestro pequeño secreto en cuanto tenemos la ocasión…

marzo 5, 2021